Debe reconocerse que la imagen
mostrada en primer término, acompañada de un precinto de plástico que
impide ojear el libro antes de la compra, puede inducir al error a
lectores cobardes y poco arriesgados, haciéndoles creer que se
encuentran ante un libro de carácter juvenil para chicas. Craso error; y
de todos modos, aunque así fuera ¿qué? ¿algún problema? El porcentaje
de mujeres lectoras frente al de hombres es de 9 a 1, con lo que no creo
que editar un libro supuestamente (y reitero lo de “supuestamente”)
dirigido a una audiencia femenina comporte ningún tipo de riesgo o
inconveniente.
Y es que por fortuna, pero en especial por el acierto de las autoras, por supuesto, Tu corazón en un cofre es mucho más que eso. Esta joya ilustrada es toda una delicia para los cinco sentidos, literalmente...
La primera impresión al tacto (tras
retirar el dichoso profiláctico de marras) es cálida y agradable, de
cantos suaves y redondeados, sin las aristas cortantes y ponzoñosas que
exigía la malvada reina, madrastra de una Blancanieves virginal que
exhibe su propio miocardio en la impactante imagen de portada.
Decía Ray Bradbury (si no recuerdo
mal) que sólo hay algo que huela mejor que los libros nuevos…y eso son
los libros viejos. Si estuviera en mi sano juicio debería acatar la
sentencia lapidaria del maestro, pero en este caso en concreto siento
discrepar a todas luces. La primera de las sorpresas con las que me
encontré al retirar el precinto es que el volumen se presenta
efectivamente dentro de su propio cofre (¡) Una original propuesta que
envuelve con mimo a la criatura en una preciosa cajita ilustrada y de
las mismas dimensiones que el libro. Es en el preciso instante de
destapar esa caja cuando el sentido olfativo entra en acción. Siempre
tengo por costumbre oler los libros que llegan a mis manos, y en este
caso en concreto la impresión resultó mucho más impactante que de
costumbre. El libro había macerado convenientemente enfundado en su
caja, dejando que los corazones liberaran todo su aroma sin posibilidad
de escapar por ningún recoveco oculto, eclosionando de golpe en la
primera apertura del cofre, una sensación que se repite una y otra vez a
cada relectura.
La vista entra en terna incluso antes
que la lectura nada más empezar a ojear una página tras otra sin poder
evitarlo, y se escapa para perderse agradablemente entre los intrincados
detalles del arte de Mercè, quien remata sus ilustraciones con unas
rápidas y en apariencia abocetadas pinceladas finales que aportan
frescura y una estudiada improvisación (la que mejor funciona de todas) a
sus dibujos, imprimiendo así al conjunto de la obra un ritmo acorde con
la ágil narración de Rebecca. Un efecto sorprendente, muy logrado y
digno de mención, ya que si bien estamos ante un volumen que sigue una
suerte de hilo argumental, muy fino y muy delgado, que entrelaza una
historia con otra, no estamos de ningún modo ante una novela “turn over”
ni tampoco un cómic, máximos exponentes de la precipitación narrativa.
Tu corazón… resulta
entonces un libro apto para ser saboreado de distintas formas, tanto de
un solo tirón como recreándose pausadamente en cada una de sus historias
individualizadas. Ambas opciones son válidas, y en ambas se podrá
disfrutar del regusto dulzón del estrógeno femenino que lo impregna
golosa y sensualmente de arriba abajo. Aunque resulte una obviedad
decirlo, este es un libro escrito por mujeres…pero no sólo para mujeres,
cómo engañosamente pudiera parecer. Tu corazón en un cofre es
toda una cura de humildad para machotes que nos creemos el mejor
invento desde la mantequilla de cognac, y merece la pena perderse en sus
páginas para revisar más de una y más de dos lecciones olvidadas y en
algunos casos nunca aprendidas de lo maravillosamente sensible, pero
también duro como el pedernal, que puede resultar el apuesto sexo
opuesto.
Todas y cada una de las historias
recreadas por Rebecca merecen ya no sólo ser leídas, sino también
contadas para ser oídas y escuchadas por todo tipo de público receptivo a
su prosa concisa y rizada. Sus breves relatos nos remiten a la
tradición oral que representa nuevas versiones de cuentos clásicos
adaptados a los tiempos que nos ha tocado vivir. Pero eso no es todo, ya
entre un relato y otro se intercalan ingeniosamente toda suerte de
guías prácticas, anuncios por palabras, mapas y remedios caseros muy
útiles tanto para corazones novatos, solitarios, perdidos o rotos
respectivamente.
Tu corazón en un cofre es, en
definitiva, una espléndida colaboración en la que a un servidor le ha
resultado imposible discernir dónde empieza y dónde acaba el trabajo de
una u otra, ya sea escritora o ilustradora. Rebecca y Mercè han parido
entre las dos un libro redondo cuyo resultado final es muy superior a la
suma de sus partes por separado, algo muy difícil de conseguir y que
suele ser la clave del éxito en estas lides literarias. Imprescindible.
P.D: ¡Ah! por cierto, podéis dar por
seguro que todos y cada uno de vuestros corazones se encuentran
representados en este volumen. A mi me costó un poco dar con el mio,
pero al final descubrí que es como un tiramisú sin dos cucharillas…qué
cosas.
Lluís Ferrer Ferrer
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