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Sigo el sonido de las sirenas…algunas cosas exceden a las palabras. A la comprensión. Al perdón.
-“¡¿Dónde estabais?! ¿Cómo habéis podido dejar que pasara?”
Hace poco, en modo feedback feisbuquero, comentaba con otro
perjudicado del género, el periodista Fernando de Lama, sobre algunos
cómics publicados a raíz de los atentados del 11-S. Inmediatamente me
vino a la cabeza el que se inicia con las primeras líneas de este
artículo. Un texto que venia acompañado de la más espeluznante viñeta en
formato de doble splash-page que yo haya visto jamás (si todo funciona
como es debido, deberíais poder verla por aquí mismo) En ella, un
horrorizado Spiderman se lleva las manos a la cabeza, incapaz de asumir
la formidable tragedia desplegada ante sus ojos. La página siguiente nos
muestra a una pareja de supervivientes recriminando al hombre araña,
preguntándole dónde estaba él, y por extensión todos los demás
superhéroes, cuando se fraguaba la conspiración que acabó con el mayor
desastre jamás acaecido en suelo estadounidense ¿Cómo se les pudo
escapar; y cómo no hicieron nada para evitarlo? Peter Parker busca
consuelo contestándose a si mismo que no podían saberlo. Ni siquiera
podían llegar a imaginarlo. No le culpo…de hecho, ninguno de nosotros
podía.
Bajo estas premisas se inicia uno de los tebeos más lúcidos jamás
publicados; un sentido homenaje a las víctimas y héroes reales de la
jornada a cargo de J.M Straczynski (EE.UU, 1954) al guión, con John
Romita Jr. (EE.UU 1956) a los lápices. Apenas un par de meses después
del atentado que cambió el transcurso de la historia, moldeándola tal y
como la conocemos hoy en día, Marvel Comics lanzaba al mercado el numº
36 del II volumen de The Amazing Spider-Man con una portada
completamente negra (la colección recuperaría poco más tarde la
numeración original del volumen I) Tras varias y breves publicaciones de
la misma temática por parte de otros autores y compañías, esta era la
primera historia “larga” dedicada a la tragedia. Destacar que todos y
cada uno de estos tebeos tuvieron un fin benéfico para con las víctimas,
por lo que no pueden ni deben ser tachados de oportunistas, en
absoluto. Es este un cómic emotivo, de esos que se escriben en caliente y
que mete el dedo en muchas llagas abiertas; recordando a cada instante
quienes son los buenos y quienes son los malos de esta historia. Un
recurso aparentemente facilón, pero que resulta muy y muy necesario en
una sociedad ambigua en la que se difuminan hasta la absurdo los roles
de unos y otros, elevando a la categoría de iconos a asesinos en serie
que devoran los hígados de sus víctimas acompañados de un buen Chianti;
un fenómeno muy extendido entre la autoindulgente generación X fruto de
la década anterior a la masacre. Straczynski y Romita Jr. se encargan
aquí de poner a cada uno en su sitio, sin concesiones ni medias tintas.
La rápida reacción, ya no solo de Marvel, sino de la historieta en
general a la hora de abordar un tema tan delicado, dio un nuevo impulso
al mundillo de los tebeos, que ganó en crédito por la honestidad y
valentía que les confiere ser los primeros en afrontar el mayor drama
que les haya tocado vivir. Redactaron la crónica de los acontecimientos
con perspectiva y audacia, tal y como de hecho suelen hacerlo los cómics
que retratan el entorno social y político que les rodea. Algo que, por
otra parte, es desconocido por el gran público, que solo alcanza a
divisar a tipos en mallas saltando por los tejados mientras hacen
apología de un exacerbado patriotismo norteamericano…craso error. The
Amazing Spider-Man 36, vol II es prueba fehaciente de ello.
Lluís Ferrer Ferrer
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