DESDE EL INFIERNO
Alan Moore (Reino Unido, 1953) es, sin ningún género de dudas, el
mejor escritor de cómics de todos los tiempos. La rotundidad de la
afirmación puede asustar un poco, y no faltará quien me tache de hereje
por situar al estrafalario autor británico por encima de vacas sagradas
como Will Esiner o Stan “El Hombre” Lee; pero si volvéis a leer
atentamente el enunciado de la polémica frase lo comprenderéis mejor.
¿Veis? Mi afirmación implica que estamos ante el mejor escritor de
cómics, pero no ante el autor más completo, que por supuesto es Will
Eisner, a cargo tanto del guión como de los lápices de sus historias, ni
tampoco ante el más grande e influyente creador de personajes, un
título del que Stan Lee es digno merecedor.
Moore es, como muy bien apunta su biografía oficial, un storyteller
(narrador de historias) en toda regla, el mejor de todos ellos; y lo
cierto es que me ha costado horrores decidirme entre cual de sus
trabajos, obras maestras absolutas del género todas y cada una de ellas,
sería la siguiente tras Batman: La broma asesina, en aparecer reseñado
en esta modesta sección. La decisión ha sido difícil, y puede que
tampoco exenta de polémica, ya que escoger From Hell antes que Watchmen
(La Sagrada Biblia Superheroica Por Excelencia De Todos Los Tiempos) o
incluso que V de Vendetta no me granjeará precisamente el favor de
hipotéticos fans (de los tebeos, no míos, ojo) que se dejen caer por
esta reseña. Tanto da; a estas alturas de partido ya estoy recubierto
de una gruesa y eficaz pátina resbaladiza que me hace inmune a los
postulados pontificios del fandom más integrista y reaccionario.
Lo que Moore nos propone en la obra que toma título del encabezamiento
de una carta anónima enviada a la policía, presuntamente enviada por el
protagonista de la historia desde el mismísimo infierno (From Hell:
Desde el infierno) es la versión definitiva de Jack el Destripador, el
primer y más fascinante asesino en serie moderno conocido. Su influencia
fue tal, que hay quien afirma que con él nació de forma prematura el
enfermizo siglo XX . Basándose en las audaces teorías recientes de
reconocidos historiadores actuales, principalmente de Stephen Knight y
su Jack the Ripper: The Final Solution, el autor nos retrata a Sir
William Gull, médico personal de la reina Victoria, quien cumple con el
encargo de llevarse por delante a todo quien conozca el desliz del
heredero al trono y nieto de la reina, Alberto, Duque de Clarence, padre
de un hijo ilegítimo concebido por la dependienta en el East End
londinense, Annie Crook. Gull se toma su encargo como una suerte de
misión divina, y asimila los asesinatos de las prostitutas amigas de
Annie como un acto de magia simbólica estrechamente vinculado a la
masonería, en los que pretende demostrar la superioridad del
hombre sobre la mujer a lo largo de su esotérico periplo por la ciudad
de Londres de 1888. Toda la trama, documentada hasta la saciedad y
rubricada en un extenso apéndice en el que se trillan a conciencia las
verdades contrastadas de la ficción añadida expresamente a la novela
gráfica, tiene unos visos de realismo que asusta, y si bien el propio
Moore se muestra reacio dar credibilidad al trabajo de Knight, su fiel
retrato y feroz crítica de la época victoriana (perfectamente
extrapolable a nuestra sociedad actual) es de un lúcido que asusta más
aun todavía, hasta el punto de dejar en mera anécdota quien era o
dejaba de ser el misterioso alter ego público de Jack, el destripado.
La verdadera estrella de la historia es la ciudad de Londres de
finales del siglo XIX, magníficamente plasmada en toda su crudeza y
oscurantismo por el dibujante Eddie Campbell (Reino Unido, 1955)
mediante unas tintas densas que convierten al negro más absoluto,
disipado apenas por unas vagas fuentes de luz, en protagonista
indiscutible de las viñetas. El artista da muestra de su talento en el
apartado gráfico, equiparable en genialidad al de Moore en su campo,
mostrándonos el alucinante recorrido de Gull y su cochero John Netley a
través de la ciudad siguiendo las claves ocultas en la arquitectura de
Nicholas Hawskmoor, fielmente retratada por el trazo de Campbell en
contraposición a sus sucios bajos fondos de la ciudad y a los afeados
retratos de los protagonistas.
Moore salpica la trama de personajes reales y contemporáneos de Jack,
y así, en sus páginas, podemos descubrir a William B. Yeats, Joseph
Merrik (el popular “hombre elefante”), Aleister Crowley o el mismísimo
Oscar Wilde, amén de la realeza británica de la época, reina Victoria a
la cabeza. Quisiera reseñar también un aspecto pocas veces reconocido de
este cómic en particular. Me refiero a su espléndida traducción al
castellano. El trabajo realizado por Núria Barba y Jaime Rodríguez en la
edición de la que yo dispongo es más que digno de mención. Su habilidad
para trasladar el incomprensible argot londinense callejero a los
bocadillos de texto, diferenciándolos claramente de la exquisita
verborrea de la alta sociedad con la que conviven en la novela, son un
ejemplo de buen hacer a seguir por los “traductores” actuales,
desafortunadamente más vinculados a los insulsos procesadores de texto
que a los diccionarios.
Despacharé rápidamente la nefasta película que padeció la historia
protagonizada (?) por Johnny Deep…con razón Moore se niega a ver su
nombre ni por asomo en los títulos de crédito de adaptaciones
cinematográficas de su trabajo, muy desafortunadas todas ellas (excepto
la magnífica Watchmen, claró está).
From Hell es una obra maestra del género, por no decir “la”; y sin
lugar a dudas, la mejor novela gráfica jamás publicada a blanco y negro,
y también la más destacada de carácter histórico. Imprescindible.
Lluís Ferrer Ferrer ©
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